Cada semana, el Departamento de Hacienda de Puerto Rico informa al pueblo de Puerto Rico cuánto dinero recaudó el gobierno en impuestos y tarifas, y cuánto gastó en brindar servicios gubernamentales, pagar pensiones y ayudar a quienes necesiten apoyo financiero, así como en pagar a empleados y proveedores gubernamentales, entre otros gastos. También informa lo que queda en la Cuenta Principal del Departamento de Hacienda, o TSA (por sus siglas en inglés).
La TSA es la principal cuenta bancaria del gobierno central. Es como nuestra cuenta corriente personal y, al igual que la cuenta bancaria de todos, a veces pareciera tener más dinero del que realmente tenemos disponible para gastar. Esto sucede porque parte del dinero en nuestra cuenta corriente ya lo hemos reservado para pagos que aún no hemos hecho, pero que sabemos que debemos hacer, o que hicimos pero que aún no se reflejan en la cuenta.
Cuando recibimos un cheque de pago el primer día del mes, nuestras cuentas corrientes se ven boyantes. Pero a los pocos días, se paga la hipoteca. Y sabemos que es posible que el automóvil necesite un cambio de aceite la próxima semana y que la factura de la tarjeta de crédito vence, digamos, el día 20 del mes. Lo mismo ocurre con el gobierno: la mayor parte del dinero de la TSA, en cierto sentido, ya se ha gastado, asignado u obligado para compromisos específicos.
Por ejemplo, en diciembre, al final del segundo trimestre de este año fiscal 2024, el balance total de la TSA era de $8,900 millones. Suena como mucho. Pero si quitamos todo el dinero que ya está asignado a obligaciones de pago específicas del gobierno, terminamos con menos de $2,400 millones, y eso incluye el balance operacional mínimo de $1,000 millones que necesita el Gobierno.
Veamos por qué.
Del total de la TSA en diciembre, el gobierno ya comprometió $1,600 millones como pagos de obligaciones contraídas en años fiscales anteriores. Ese dinero aún no se ha gastado, pero se necesitará en el futuro cercano. Se les llaman fondos “comprometidos”. Por ejemplo, se reservaron $328 millones para equipos y proyectos de construcción e infraestructura, y se reservaron $388 millones para construir una sólida red de banda ancha, para que las zonas rurales estén conectadas a internet. Esto sería como cuando sabes que necesitas arreglar la puerta del garaje y que tu hijo necesita una computadora nueva cuando comiencen las clases. Sabes que el momento llegará y reservas el dinero. No puedes gastarlo en otras necesidades que pudieras tener, pero mantenerlo en tu cuenta bancaria hace que parezca mucho más abundante.
“No se puede gastar el dinero dos veces”, es como lo explicó Robert F. Mujica Jr., director ejecutivo de la Junta de Supervisión.
La TSA también incluye dinero clasificado como “restringido”. Eso significa que solo puede usarse para un propósito muy específico. Una de las mayores porciones de estos fondos restringidos, $1,300 millones, corresponde al Fondo de Reserva de Emergencia. Con estos ahorros se asegura que el Gobierno tenga suficiente dinero para ayudar al pueblo de Puerto Rico de manera rápida y efectiva en caso de desastres naturales y otras emergencias. Este es un elemento importante de una buena preparación. Cuando azotó el huracán María, Puerto Rico no tenía ahorros para asistir rápidamente. La Reserva de Emergencia se ha utilizado en varias ocasiones, incluso durante la pandemia de COVID-19 y para la recuperación luego del paso del huracán Fiona y se ha reabastecido, para que Puerto Rico siempre esté preparado ante una emergencia.
Los fondos restringidos también incluyen $185 millones que aún quedan del monto original de $300 millones que el Gobierno reservó para pagar las pensiones de los retirados de la AEE. El sistema de retiro de la AEE se ha quedado sin dinero y el Gobierno aprobó un préstamo para garantizar que la AEE pueda pagar sus pensiones hasta que se apruebe el Plan de Ajuste de la AEE, que permitiría a la AEE poner fin a su quiebra.
En total, $3,500 millones del dinero de la TSA ya están asignados según esos propósitos específicos. Otros $1,500 millones están restringidos para pagos en efectivo relacionados con la reestructuración de la deuda del gobierno central que el tribunal confirmó en 2022. Ese dinero va a pagos adeudados principalmente a puertorriqueños por el Gobierno, cuando se acogió al proceso similar al de la quiebra bajo la Ley PROMESA. Por ejemplo, los empleados que presentaron un reclamo administrativo por pagos atrasados, o los propietarios que afirmaron que el gobierno no les reembolsó adecuadamente en virtud del dominio eminente, reciben pagos que provienen de este dinero. El tribunal ordenó que se pague ese dinero y el Gobierno lo pagará.
Si esos $6,600 millones en fondos comprometidos o restringidos no se gastan como se asignaron anteriormente, el Gobierno entraría en conflictos financieros y legales.
Ahora bien, el saldo operacional mínimo de $1,000 millones es como el balance mínimo que queda en la cuenta bancaria de una familia después de pagar la hipoteca, la mensualidad del carro, los materiales escolares, la compra y lo demás que haga falta. Este balance mínimo es necesario para que el Gobierno pueda continuar pagando nómina y pensiones si no recibe todos sus ingresos a tiempo, por ejemplo, cuando los pagos de las contribuciones se retrasan porque hubo una falla técnica o un desastre natural.
Ser fiscalmente responsable implica ser cuidadosos al planificar, presupuestar y gastar. Esta es la manera de asegurar la estabilidad financiera a largo plazo. La TSA es una herramienta importante para que los gobiernos garanticen que se recaudan los ingresos y se cumple adecuadamente con los gastos. Según los expertos en finanzas, tener una verdadera TSA como sistema centralizado de manejo de efectivo es la forma correcta de administrar los recursos financieros del Gobierno. Así es como operan los gobiernos de todo el mundo. Y es igualmente importante entender qué es y qué no es la TSA, y qué efectivo hay disponible y cuál ya se comprometió.