Legisladores: la opción correcta es habilitar el RSA de la AEE

Puerto Rico está a punto de salir de la quiebra este año. Se trata de un excelente avance, del que me siento especialmente orgulloso como miembro de la Junta de Supervisión y Administración Financiera para Puerto Rico (JSAF). El Plan de Ajuste reduce significativamente el monto de la deuda de Puerto Rico, protege las pensiones y evita el endeudamiento excesivo de futuros gobiernos. El fin de la quiebra también impulsará el flujo de inversiones externas en la Isla. Estas inversiones traerán puestos de trabajo, aumentarán los niveles de ingresos y ampliarán la base contributiva, de modo que proporcionarán más fondos para invertir en los maestros, en los policías y en el futuro de Puerto Rico.

Estas son buenas noticias, pero aún queda trabajo por hacer. La tarea mayor a la que se enfrentan ahora la JSAF y los líderes electos de Puerto Rico es la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). La AEE continúa en quiebra y, junto con la Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT), representa la última gran reestructuración que debe realizar la JSAF. La quiebra de la AEE y su historial de deplorables fracasos fueron provocados por años de mala administración y negligencia. Los ciudadanos de Puerto Rico merecen una energía más fiable, asequible y limpia. Desafortunadamente, la AEE no ha proporcionado lo necesario. La compañía ha ignorado sistemáticamente el mantenimiento de su base de activos y se ha centrado más en responder a las crisis que en prevenirlas.

La JSAF desarrolló el Acuerdo de Apoyo a la Reestructuración (RSA, por sus siglas en inglés) para proveer a la AEE una vía hacia el fin de la quiebra y para transformar el sector eléctrico de Puerto Rico. El RSA dispone para una reducción del 32% de la deuda de la AEE, lo que supone un ahorro anual de $375 millones para los contribuyentes de Puerto Rico. En particular, una de las características más importantes del RSA para los consumidores de Puerto Rico es que fijará el cargo de transición, mecanismo mediante el cual la AEE pagará su deuda, de modo que los bonistas, en lugar de los contribuyentes, asumirán cualquier disminución de la demanda de electricidad en su totalidad. Al igual que el Plan de Ajuste del Gobierno de Puerto Rico, el RSA es un buen acuerdo para la Isla, ya que aún facilita un mecanismo para que los bonistas reciban lo que se les debe legalmente.

A pesar de los numerosos beneficios del RSA, algunos de sus críticos han recurrido a la demagogia tachándolo falsamente de “impuesto al sol”. Tal como declaré públicamente el pasado otoño en una reunión pública de la JSAF, esto no es más que propaganda, la cual, en última instancia, perjudica a Puerto Rico al obstaculizar la reestructuración y transformación de la AEE. De hecho, la salida de la quiebra de la AEE es un componente necesario de esta transformación que traerá energía más fiable, asequible y limpia.

Actualmente, Puerto Rico utiliza combustible de búnker -altamente ineficiente- para gran parte de su generación de energía. Es difícil sobreestimar el impacto económico resultante en los consumidores de Puerto Rico en una época de aumento de los costos del combustible, por no hablar del impacto ambiental en Puerto Rico al retrasar la transición a formas de energía más limpias. El ahorro de generación de energía podría alcanzar los $25 millones anuales a corto plazo y los $175 millones anuales a mediano o largo plazo. Dicho ahorro representa una reducción de la factura energética para los consumidores de Puerto Rico. Sin embargo, nada de esto sucederá si se salen con la suya los demagogos que se oponen a la solicitud de propuestas.

En estos momentos, la Legislatura de Puerto Rico está estudiando la legislación que permitiría el RSA. Espero sinceramente que los Legisladores ignoren estos individuos deshonestos que venden noticias falsas sobre un “impuesto al sol”, se sitúen por encima de la política y aprueben la legislación en defensa de los consumidores de energía de Puerto Rico. La incapacidad de actuar de dicho modo no impedirá que la JSAF termine el trabajo de reestructuración de la AEE y pague a los bonistas que no han recibido nada durante ocho años, pero sí llevará a Puerto Rico a un proceso más costoso. Como dijo una vez Ronald Reagan, mi presidente favorito: es hora de elegir. Esperemos que los líderes de Puerto Rico elijan bien.

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